CNN
Shakoofa Khalili estaba esperando que su marido regresara a casa con pan del mercado cuando escuchó a su hija de ocho años gritar desde el balcón.
La niña había visto a la Policía acercarse a su padre en la calle, afuera de su casa en la capital de Pakistán, Islamabad, y corrió a enfrentarlos.
“(Ella) lloró y agarró la mano del Policía rogándole que dejara ir a su padre”, dijo Khalili a CNN, mientras relataba lo que pensó que eran sus peores temores hechos realidad.
La familia huyó de Afganistán en 2022 para escapar de los talibanes, combatientes militantes que llenaron el vacío de liderazgo dejado por la retirada de Estados Unidos y sus aliados después de una guerra de 20 años.
Ahora la familia teme ser deportada a Afganistán, luego de la orden del presidente de Estados Unidos Donald Trump de suspender el Programa de Admisión de Refugiados de Estados Unidos (USRAP), lo que en la práctica excluye a refugiados de todo el mundo que habían estado en camino hacia el reasentamiento en Estados Unidos.
Poco después de firmarse el decreto, la Oficina del Primer Ministro de Pakistán redactó un plan de repatriación en tres etapas para “ciudadanos afganos con destino al reasentamiento en un tercer país”.
El documento, visto por CNN, pide que las misiones extranjeras coordinen la reubicación de los ciudadanos afganos fuera de la capital, Islamabad, y su ciudad guarnición gemela, Rawalpindi, antes del 31 de marzo de 2025.
Si no son trasladados antes de esa fecha, serán “repatriados a Afganistán”.
El plan afectará a los ciudadanos afganos que huyeron a Pakistán por temor a posibles represalias de los talibanes por su afiliación a las fuerzas de Estados Unidos y la OTAN.
Khalili es uno de ellos.
Para algunos afganos, la deportación es “una sentencia de muerte”
Mientras vivía en Afganistán, Khalili trabajó en un programa de protección contra el abuso infantil financiado por la Embajada de Estados Unidos. Esperaba obtener una visa estadounidense, pero terminó atrapada en Pakistán, con pocas opciones para irse.
“Para nosotros, que trabajamos junto a Estados Unidos, regresar a Afganistán no es solo un riesgo: es una sentencia de muerte”, dijo Khalili a CNN.
Esta vez, las súplicas de su hija a la Policía funcionaron, pero aunque el padre y la niña regresaron a la seguridad de su casa que llaman hogar, la hija de Khalili no ha dicho una palabra desde entonces.
“Durante dos días, debido a este terrible incidente… mi hija cayó en un profundo silencio. No comió durante dos días. Habla y grita mientras duerme por la noche”, dijo Khalili. CNN.