Por: Lic. Marlon Laguna
El fracaso y la improvisación de los últimos seis o siete gobiernos en Honduras parecen no haber servido de lección para los actuales aspirantes a la presidencia, el Congreso y las alcaldías.
El proselitismo político, en vísperas de las elecciones internas, sigue siendo el mismo de hace 50 años, con la única diferencia de que ahora los políticos utilizan las redes sociales para difundir el mismo contenido vacío.
Sus campañas están acompañadas de canciones plagiadas, muchas de ellas del repertorio ranchero mexicano, en un intento por captar simpatizantes sin propuestas concretas.
El desinterés de algunos políticos es tal que se niegan a participar en debates públicos con los demás precandidatos, privando a la ciudadanía de la oportunidad de conocer sus planes de gobierno. Para ellos, el voto se compra con un par de cervezas frías y una carne asada, como han afirmado en el pasado algunos de los más cínicos.
Por otro lado, están aquellos funcionarios que, tras tres años de absoluta ausencia, reaparecen en campaña como «zompopos de mayo» en invierno. De repente, estrechan manos, abrazan ancianos y cargan niños en un espectáculo populista, asegurando ser la única esperanza del país. Sin embargo, muchos de ellos llevan más de una década en cargos públicos sin haber gestionado un solo proyecto para sus comunidades, mientras el único progreso evidente es el de sus propios bolsillos y los de sus familias.
Si seguimos votando por los mismos, obtendremos los mismos resultados. El sistema, bajo el velo de la «democracia», nos ofrece opciones que en realidad son los mismos de siempre, cambiando únicamente de cargo, pero perpetuándose en el poder, porque no conocen otra forma de vida ni otro método para enriquecerse.
Por eso, ninguno de los precandidatos ofrece propuestas realizables, tangibles o concretas. Se limitan a repetir el mismo discurso de siempre, prometiendo una vez más, más de lo mismo. El Palmerola Online News. Site.